saga of a desperate southern gentleman

jueves, enero 31, 2008

Un bombín, un bastón, dos zapatos y un bigotín


Charles Chaplin llegó a Hollywood y en poco tiempo revolucionó el mundo. Es lo que podemos comprobar en la exposición que hay sobre el actor y director en Barcelona. Trabajador minucioso y obsesivo, semejante al método Stanley Kubrick, sus resultados son de una sencillez insultante. Charlot es un símbolo universal. Todos tenemos recuerdos del personaje. Desde algún corto visto en alguna sesión doble a sus películas en sesión de tarde ya clásicas en la primera. La exposición, ligera, te transporta livianamente del personaje universal a la intimidad de la persona. Es, precisamente, en los fragmentos de´filmaciones caseras desde el exilio suizo, donde nos damos cuenta de su facilidad para la mímica, el humor y la creatividad. Jamás fue tan bello el crepúsculo de los dioses.

Soul y R&B


Llevo varias semanas maldiciéndome por no haber conocido antes a Sharon Jones & The Dap-Kings. Por el simple motivo que el año pasado estuvieron tocando en Barcelona y, al no saber de su existencia, me perdí seguramente una descarga de soul sureño ejecutado con clase y oficio. Por suerte, dos hechos casuales han hecho que en el transcurso de quince días este grupo de músicos sean lo más pinchado en el salón de casa para deleite de mi gran compañera, Oihana, y de quién por aquí recala para tomar unas cervezas y charlar un ratito. El primer contacto fue durante el viaje de fin de año a Suecia donde, para amenizar los viajes en autobús, me compré la Mojo de enero porque llevaba una recopilación de Stax bastante maja y la típica lista de los mejores del año, ideal para rajar y comentar en trayectos de medio recorrido. En portada estaba Amy Winehouse y acompañando su articulito, como complemento, otro dedicado a Sharon & Cia. The new Soulsville. Leído y olvidado hasta que una semana después, Carles envió un mail con link incorporado para descargar el tercer disco de este combo con una seria advertencia de que aquel puñado de canciones marcarían a fuego nuestras almas hambrientas de groove. 100 Days, 100 Nights, es un discazo como la copa de un pino. Teca de la buena. Guitarra rampante, vientos arrolladores, voz de quitar el hipo, bajo trotón y teclas eclesiales que, gracias a un trabajo excelente de composición de temas, es una orgía de clásicos instantáneos de principio a fin. Lo curioso es que en el grupo hay gente de Sugarman Three que ya rodaron años ha por nuestras tierras. Ahora ya sé porque el Back to black de la señorita Amy Winehouse suena tan y tan bien. Yo lo llevo disfrutando ya dos semanas.