saga of a desperate southern gentleman

miércoles, noviembre 04, 2009

Mis discos del té (III)


En la anterior entrega de mis discos del té, algunos de ustedes notaron que el enlace al disco les remitía directamente a su escucha a través de Spotify. Siempre que sea posible, enlazaré mis recomendaciones al programa para contribuir a la escucha musical dentro de la legalidad. Si los artistas que recomiendo pueden beneficiarse de ello en mayor o menor medida, me doy por satisfecho. No obstante, otras veces no quedará más remedio que enlazarlo con métodos más polémicos. Que quede claro que es por el bien común. Hay ciertos discos que no merecen caer en el olvido. Dicho esto, presentaré esta tercera entrega de escucha teínica.

Los Flamin Groovies se han ganado un hueco en el olimpo musical a base de rasgueos guarretes de guitarra, rugosas versiones de blues y rock de los 50 e inventar el power-rock a principios de los setenta. Roy Loney y Cyril Jordan lideraron a los Groovies desde mediados de los sesenta. Aunque salían de San Francisco, jamás hermanaron musicalmente con la escena hippie que pivotaba alrededor del Fillmore y el Avalon. Lo suyo era el rock’n’roll más clásico mezclado con los sonidos ennegrecidos de la british invasion. En 1969, durante una visita a Detroit, comparten escenario con MC5 y los Stooges. Loney queda impresionado con la potencia de la escena y decide soltar lastre, marginar los sonidos más suaves y lanzarse a sonidos más crudos. El resultado es Flamingo. Sin embargo, no es de este disco del que quiero hablarles, sino del siguiente: Teenage Head (1971). Trabajo que debemos considerar obra cumbre del combo y que supone la despedida de Loney de la banda.


Teenage Head es un disco de rock, contemporáneo al Sticky Fingers de los Rolling Stones, y hermanado con éste en aspiración y sonido. En ciertos aspectos, podemos considerar mejor el vinilo de los Groovies que el de sus satánicas majestades, por desparpajo, guitarras afiladas, ritmo, actitud y unos cuantos temas de antología. Desde el que da título al disco a la gloriosa versión del Have you seen my baby? de Randy Newman, pasando por un High Flyin’ Baby de rompe y rasga, más una colección de versiones ideales para una tarde de té con cerveza. La edición que enlazo es una reedición del 99 con siete bonus tracks memorables.