saga of a desperate southern gentleman

jueves, enero 31, 2008

Un bombín, un bastón, dos zapatos y un bigotín


Charles Chaplin llegó a Hollywood y en poco tiempo revolucionó el mundo. Es lo que podemos comprobar en la exposición que hay sobre el actor y director en Barcelona. Trabajador minucioso y obsesivo, semejante al método Stanley Kubrick, sus resultados son de una sencillez insultante. Charlot es un símbolo universal. Todos tenemos recuerdos del personaje. Desde algún corto visto en alguna sesión doble a sus películas en sesión de tarde ya clásicas en la primera. La exposición, ligera, te transporta livianamente del personaje universal a la intimidad de la persona. Es, precisamente, en los fragmentos de´filmaciones caseras desde el exilio suizo, donde nos damos cuenta de su facilidad para la mímica, el humor y la creatividad. Jamás fue tan bello el crepúsculo de los dioses.