saga of a desperate southern gentleman

viernes, febrero 01, 2008

Caballeros honorables (6)


Billy Wilder fue periodista. Fue en su juventud en Viena y en sus primeros años en Berlín. Durante ese tiempo se moría literalmente de hambre. La gente con un mínimo de sensibulidad y que se enfrenta al trabajo en una redacción se enfrenta con cierta angustia a la falta de prejuicios que comporta el oficio. Hay que tener sangre fría. Más adelante, ya en Hollywood, Wilder dejó constancia de lo ruin del trabajo de periodista en dos películas: Primera Plana y El Gran Carnaval. Las dos fueron fracasos en taquilla y las dos grandes retratos de lo peor del negocio. El sensacionalismo sin escrúpulos que apela a los más bajos instintos del ser humano para vender carnaza. Como dijo Hobbes el hombre es un lobo para el hombre, pese a que sea un ser social y racional. Y para carroñeros los periodistas sin escrúpulos que retrata Wilder. El gran circo de la actualidad capaz de crear guerras para subir las ventas y de dejar morir a quien sea falta para ganar lectores. En su momento, la dureza del discurso de Wilder no caló en la taquilla estadounidense. Con el tiempo, sus películas han ganado vigencia y resultan esclarecedoras para entender lo peor del periodismo en nuestros días. No es necesario que apelen a que es lo que quiere la audiencia. Es mucho más sencillo atraer a un ser humano dándole carnaza para sus bajos instintos que persuadirlo con un mensaje serio, comprometido y que demande la complicidad inteligente del espectador. Por ello, Wilder no obtuvo el respaldo en taquilla y, por ello, el éxito es para ciertos programas por todos conocidos y no para otros discursos más atrevidos y subversivos. Wilder es director de filmografía obligatoria. Mucho más interesante que la del efectista Hitchcock, por ejemplo. Y no por ello el británico es un medianías. Wilder es simplemente Wilder. Un genio de acidez impecable. Revisen su filmografía y disfruten.