saga of a desperate southern gentleman

martes, junio 09, 2009

El borrón


Tom Neelly, pintor y animador estadounidense, debuta en el mundo del cómic con El Borrón (editado por La Cúpula), sugerente narración gráfica en la que el protagonista se enfrenta a una mutante mancha de tinta. El artista afincado en Los Ángeles dota de toda una serie de significados a esta mancha, origen del dibujo, para metaforizar sobre el proceso de creación, la capacidad constructora y destructora de nuestro subconsciente y la irracionalidad del amor. Sin dejar de lado lo sugerente del concepto, opta por abordar la historia desde una óptica más compleja, que transformará el enfrentamiento en una intrincada red de simbolismos.
Nelly opta en su debut por un estilo gráfico y narrativo deudor de los pioneros de la animación y de dibujantes como Floyd Gottfredson, que contrastará con la radicalidad experimental de su planteamiento, donde dibujo y mancha se enfrentarán en un remedo de síntesis de lo que es la vida real, la lucha entre el caos de lo desconocido y la rutina de lo establecido. Una tensión que se desarrollará desde una apariencia de simplicidad formal que esconde una reflexión profunda: Neely desarrolla un discurso que resume todas las dificultades, miedos y dudas del ser humano en una mancha, elemento discordante, caótico e imprevisible que reúne en su negritud todo aquello que desconocemos y rechazamos. Una incertidumbre que puede ser, también, germen de cambio e inflexión. A medida que vayan pasando las páginas comprenderemos que esa mancha simbólica del miedo puede esconder, simplemente, algo que no entendemos, una posibilidad que si es explorada puede ser el nacimiento de otro camino.
El atrevimiento de Neely es osado, animando al lector a una experiencia sensitiva más que narrativa. No hay prácticamente diálogos, sólo imágenes que llevarán al lector siempre de lo conocido a lo impredecible, a proponerle que encuentre en esa mancha su propia mancha, su propio pozo oscuro donde no se atreve a ahondar.
Un debut interesante, demoledor en algunos momentos, exquisito en sus referencias y que deja para el recuerdo una de las escenas más violentas del cómic.