saga of a desperate southern gentleman

jueves, noviembre 06, 2008

Vacío perfecto



“De las situaciones reales se puede huir realmente;
de las pensadas, no hay retirada posible”.
Stanislaw Lem


Ejercicios experimentales como el de Stanislaw Lem en Vacío Perfecto engarzan en una rara tradición a la que sólo tienen acceso pocos maestros como Swift, Rabelais o Borges. El escritor polaco realiza en esta obra, excelentemente recuperada por Impedimenta, un sugerente trabajo de meta literatura o ciencia ficción cotidiana. Este primer tomo de la conocida como la “biblioteca del siglo XXI”, que completará la editorial madrileña con la publicación próximamente de Magnitud imaginaria y Golem XIV, contiene quince reseñas de libros inexistentes. Y, efectivamente, puede que podamos huir de la realidad, pero ante estas brillantes subversiones de los cánones literarios, no hay escapatoria posible.

Empezará Lem -injustamente adscrito a ese microcosmos de la literatura de ciencia ficción-, ya en el prólogo, a enmascarar su autoría en un juego de espejos en el que rompe esa función del crítico que le mantiene “encadenado al libro como el condenado a trabajos forzados a su carreta” y entregarse al subterfugio jocoso. El escritor jugará durante más de 300 páginas, con un trabajo de orfebre miniaturista, en la creación de mundos exuberantes de genio. En definitiva, abrazará un gigantismo propio de locos y maestros. Los temas tratados van desde el Nouveau Roman a las novelas de James Joyce, pasando por una explicación de las leyes físicas del universo que lo convierte en un persuasivo juego cósmico.

El núcleo del libro es la infinita capacidad creadora de la imaginación humana. A la imaginación se aplica, precisamente, la primera falsa reseña, centrada en el libro Les Robinsonades de Marcel Coscat, burdo remedo del Robinson Crusoe de Defoe, en el que el protagonista no está solo, sino que vive en una realidad superpoblada por su propia imaginación. De ahí, pasamos a un delirante artículo centrado en el Gigamesh de Patrick Hannahan, quien pretende hablar absolutamente de todo. Ejercicio mastodóntico que pone en entredicho supuestos ejercicios encumbrados de uno de los novelistas sagrados para el canon literario, James Joyce.

Hablará también Lem de sexo y pornografía; recreará la Francia de Luis XVI en la selva amazónica a manos de un grupo de nazis huidos tras la guerra que intentan negar la realidad y sustituirla por otra totalmente imaginaria; saltará, seguidamente, a parodiar la novela posmoderna y a entretenernos con una novela que no pasa (!?); prescribirá la receta idónea a la sociedad consumista con una propuesta de restricción que premia a quien no crea y castiga al que lo hace. Nos invitará en Do yourself a book a rehacer clásicos de la literatura, denunciará la dificultad de encontrar genios un mundo superpoblado y pondrá en duda todo lo que sucede en el universo en el libro sobre la teoría de las probabilidades, De impossibilitate vitae; De impossibilitate prognoscendi.

Nos adentrará en el mundo de la creación de seres racionales artificiales; se adelantará a la película The Game, en Being Inc, texto en que nos contará como la humanidad contratará los servicios de una empresa que le diseñe su vida hasta el último detalle; y culminará el trabajo con un discurso de aceptación del premio Nobel de física de perspicaz precisión.

Son mundos imaginados, sugerentemente reales, que nos llevan a creer que realmente Lem se ha leído estas falsas obras, y podemos, como muy bien dice Andrés Ibáñez en el prólogo, con “este exiguo volumen, que se lee en tres tardes”, obtener información equivalente “a tres meses de apasionante y delicada lectura”.