saga of a desperate southern gentleman

miércoles, mayo 07, 2008

Buda explotó por vergüenza

Hana Makhmalbaf, de tan sólo 19 años, es la última de una saga de cineastas iraníes que entra en el mundo del cine con una película premiada en el último festival de San Sebastián y que sobresale de otras operas primas mucho más anunciadas y premiadas. Fiel al discurso cinematográfico de su padre y de Abbas Kiarostami, Makhmalbaf nos cuenta una historia mínima protagonizada por niños que pone en evidencia las crueldades de un mundo adulto injusto y violento, marcado por la guerra y la intransigencia. Todo ello con los mínimos detalles posibles y una sencillez narrativa ejemplar.

La protagonista es la extraordinaria niña de seis años, Nikbakth Noruz. Vive en una cueva cuidando de su hermano pequeño mientras su madre se encarga de las tareas del hogar. Al ver leer y escribir a su vecino, decide que ella también quiere ir a la escuela. Para ello necesita un cuaderno y un lápiz que conseguirá con el dinero que obtendrá de la venta de cuatro huevos en el mercado. Una odisea mínima en la que contemplaremos como la intolerancia, la violencia y la crueldad del mundo de los mayores encuentra su resonancia en las actitudes y juegos infantiles. Una transposición del mundo adulto que podemos observar en otras películas como El globo blanco (1995) del iraní Jafar Panahi o en La guerra de los botones (1962) de Yves Robert.

En su periplo para poder llegar a la escuela, la pequeña Baktay será atacada por niños que juegan a ser soldados estadounidenses, por otros que juegan a ser talibanes y que la harán prisionera, la obligarán a taparse y la someterán a una simulada, aunque no por ello menos cruel, lapidación. Cuando finalmente llegue a la escuela femenina con un pecaminoso pintalabios en lugar de un lápiz, no sólo causará curiosidad en las alumnas, sino que se verá enfrentada a las estrictas interpretaciones islámicas a las que las mujeres se ven sometidas socialmente. La ausencia impuesta del maquillaje hará que los ojos aún ingenuos de esta niña miren con incomprensión la reprimenda de la profesora por un simple gesto inocente. Un relato eficaz a pesar de cierta redundancia de algunas de las escenas que estiran el metraje de la película innecesariamente.

Partiendo de la anécdota y con una excelente dirección de actores –todos ellos niños-, un correcto uso del primer plano y una puesta en escena concisa, la joven Makhmalbaf denuncia de forma magistral la situación de la mujer y de los niños en ese Afganistán ya olvidado por el mundo occidental, país que sigue inmerso en una degradación económica, cultural y social vergonzosa tras casi treinta años de guerra, miseria e ignorancia. Degradación ilustrada en el título y en los restos del Buda gigante que dinamitó el régimen talibán y que contemplan silenciosos las andanzas de la protagonista. Cine de denuncia que conmueve no sólo por su belleza estética sino por su discurso sencillo y cotidiano. Una buena película para una debutante con futuro.